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Los cambios hormonales van implícitos en la menopausia, y estos afectan a la piel de todas las mujeres. Desde que empiezan los primeros síntomas hasta que finaliza la posmenopausia, la reducción paulatina de estrógenos y colágeno tiene un impacto directo en la piel, provocando su envejecimiento progresivo. La función de estas hormonas es aumentar el grosor de la piel y mantienen su elasticidad y humedad, y cuando dejan de funcionar (posmenopausia) comienzan los efectos negativos para la piel.
Deshidratación: La piel pierde elasticidad y se muestra seca y rugosa.
Arrugas más profundas y numerosas: las fibras de elastina y colágeno se degradan y la piel se descuelga, generando mayor flacidez y la aparición de arrugas.
Fragilidad: La piel adelgaza y, al perder elasticidad, se lesiona más fácilmente.
Tono desigual: La piel pierde luminosidad y frescura y el tono deja de ser uniforme, al aumentar la transparencia de la piel.
Manchas oscuras pigmentadas que se acentúan en las zonas expuestas al sol.
Es preferible elegir productos específicos para piel madura, con tendencia a la sequedad de la piel y generalmente sensible, y a poder ser, productos naturales.
Después de la limpieza, usar una loción tónica para preparar la piel y dejarla hidratada antes de cualquier tratamiento posterior. Además, a la hora de salir a la calle, aplicar productos que contengan filtro solar para prevenir manchas.
El sérum aportará los activos necesarios para mejorar la luminosidad de la piel y mejorar la firmeza de la piel y aportarle nutrientes. Finalizando con el sérum, utilizar solo estos productos será suficiente para un cuidado básico de la piel.
Con el paso del tiempo aparecen en las pieles más maduras las típicas arruguitas del labio superior.
El tratamiento más eficaz es el de exfoliar con retinol o una crema con AHA, y después hidratar la piel. Antes de acostarse se puede aplicar vaselina pura, de modo que los labios por la mañana siguiente estarán mucho más hidratados.
Si aparece algún brote de acné, hay que tener en cuenta que los productos que se tienen que usar no son los mismos que si es un acné más juvenil. Aunque aparezcan algún granito, el resto de la piel es más sensible y en si más seca, así que para tratarlos es aconsejable limpiar bien la piel, pero no con un jabón que sea muy astringente. Para evitar que el poro se tapone, lo ideal es una espuma de limpieza para pieles sensibles y usarlo dos veces al día, mañana y noche.
Además de los cuidados externos, hay que mantener un estilo de vida saludable bebiendo mucha agua, comiendo equilibradamente, evitando el tabaco y el alcohol y haciendo ejercicio a diario.
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